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Tras la reciente publicación de nuestro artículo sobre la influencia del Covid-19 en el sector AV Pro, nos quedaba otra cuestión por tratar: la de saber si los efectos de la pandemia generarán cambios profundos en la forma de trabajar actual.
Con la situación actual, muchas empresas no han tenido más opción para seguir con la actividad que mandar a sus empleados a trabajar desde casa. Eso incluye el propio puesto de trabajo pero también, y sobre todo para lo que nos interesa, las reuniones, conferencias, formaciones y demás formas de colaboración que llevamos a cabo en todo momento dentro del ámbito de la empresa.
Pero, ¿Podría esta deslocalización temporal finalmente ser el inicio de un cambio más profundo? Podría la forma “convencional” de trabajar verse comprometida en muchas empresas y abocada a evolucionar? Podría el teletrabajo, en todas sus formas, convertirse mucho antes de lo pensado, en la nueva forma de trabajar?
El ahorro en infraestructuras que podrían llegar a hacer las empresas es sin duda algo que no ha pasado desapercibido para muchos dirigentes, si se implantara como norma, así como el aumento de la calidad de vida, y por ende el rendimiento, de sus empleados al no tener que perder tantas horas yendo y viniendo hacia y desde sus lugares de trabajo. Ya de por sí, solamente estas dos razones, valen la pena ser tomadas en cuenta, y no son las únicas. Además, se habla desde hace tiempo de compatibilizar más la vida laboral con la profesional por el bien de la plantilla…. Esta es la prueba definitiva.
El teletrabajo, a prueba de realidad
La situación por la que estamos pasando ahora es la mejor prueba de fuego que podíamos imaginar para el teletrabajo. Nos demostrará si es viable un esquema laboral donde los empleados ya (casi) no tienen que ir físicamente a la empresa, salvo en contadas ocasiones. Y por supuesto, llevado al extremo, ni siquiera las reuniones serían una de ellas ya que se pueden llevar a cabo de forma remota.
Por si fuera poco tentador, el sector está llegando a un punto de madurez en el que, para muchas profesiones, todo lo relativo a un puesto de trabajo individual ya se puede llevar a cabo en remoto desde hace tiempo, pero ahora también tenemos listas las tecnologías, tanto hardware y software, para poder colaborar de manera fluida y permanente estemos donde estemos: dispositivos, conexiones, etc. Todas las piezas están listas… Aunque falte encajarlas, eso sí con valentía, lo que supondría dar el salto y dejar a un lado esa necesidad de “presenteísmo” que tanto gusta todavía a muchos dirigentes.
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El teletrabajo es algo que, por los numerosos beneficios que aporta (si es bien encauzado), solo puede ser positivo para las organizaciones. Muchas compañías, conscientes de los beneficios productivos, ya lo están aplicando dentro de la propia empresa en la que han invertido en tecnología, equipos y formaciones. El resultado es que muchas reuniones ya integran participantes que están en otros lugares distantes, o incluso otros continentes.
Entonces, ¿porqué no dar un paso más? ¿Porqué no hacerlo con los miembros de la plantilla trabajando desde casa de forma permanente, reduciendo al mínimo necesario las reuniones físicas? Ya es bastante común que los empleados de algunas corporaciones puedan trabajar desde casa algún día a la semana, ¿Porqué no ampliarlo a toda la semana? Algunas organizaciones ya se lo están planteando en serio. Es más, en algunos sectores ya han dado el paso y una parte importante de la plantilla ya prácticamente nunca pisa las oficinas. Pero ojo, también hay que ser conscientes de que algunos empleados no se adaptarán y necesitan estar “enmarcados” físicamente dentro de un entorno laboral para poder ser productivos.
La seguridad, escollo del teletrabajo
Numerosos fabricantes ya ofrecen soluciones, sólidas y sencillas de usar, para la colaboración remota y el teletrabajo. En nuestro país, las infraestructuras de telecomunicación también están listas y pueden responder en una medida más que aceptable a la demanda. De echo ya lo están haciendo en estos momentos de confinamiento, sin aviso previo, y están demostrando estar a la altura.
Pero no todo es color de rosa… La situación actual ha dejado claramente en evidencia el mayor problema al que nos enfrentamos. Y este es la seguridad, tanto de los propios dispositivos, como del software. Más de una compañía se ha visto de repente confrontada al crecimiento exponencial de sus usuarios, lo que ha destapado brechas de seguridad importantes de las que antes no eran conscientes. Ahora les toca trabajar contra reloj para resolver esos fallos y seguir dando servicio garantizando la mayor seguridad posible si no quieren perder la confianza de los millones de usuarios, así como de los inversores, que han apostado por ellas.
La otra vertiente es la de la seguridad de los propios dispositivos y redes domésticas a las que tenemos que conectarnos para seguir con la actividad desde casa. Muy pocos están debidamente protegidos, lo que puede ofrecer fácil acceso a intrusiones no deseadas y robos de datos sensibles….. Existen muchas soluciones para hacer más seguros los puestos remotos, solo es cuestión de implantarlas de forma eficiente para impedir la mayoría de los ataques que podrían tener lugar.
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Por suerte, ambos son problemas conocidos de sobra, salvo que ahora se dan a una escala distinta. Su resolución pasa por un correcto “acompañamiento” y asesoramiento de las empresas que quieran dar el paso. Así se ahorrarán unos cuantos “sustos” y podrán dar el paso centrándose solo en aprovechar sus nuevos recursos…
Ahora ya sólo queda por ver si, cuando todo pase, los nuevos hábitos “provisionales” impuestos por el confinamiento se convierten en norma… Entre todas las personas que hemos consultado para escribir este artículo hay opiniones dispares en cuanto a la generalización del teletrabajo a corto plazo. Pero todas apuntan a que es una evolución inevitable que el actual confinamiento ha permitido probar a “tamaño real”.
Para el sector es algo que, desde luego, garantizaría actividad durante mucho tiempo a muchas empresas y proveedores. La piedra está en el tejado de las organizaciones…
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