
El pasado 20 de julio se celebró el 53º aniversario del primer hombre en la Luna: fue en 1969 cuando la misión estadounidense Apollo 11 aterrizó por primera vez en el satélite terrestre y Neil Armstrong pronunció la célebre frase «Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad» a través de los auriculares Plantronics MS50.
Estas palabras, que fueron un momento histórico, también marcaron un antes y un después en el ámbito de las comunicaciones humanas.
Tanto es así que, sin el contacto constante de los astronautas con el equipo en la Tierra, el aterrizaje no habría sido posible. La tecnología de audio jugó un papel clave en el acontecimiento. Los auriculares MS50 de Plantronics (ahora Poly) fueron el hardware que estaba integrado en el mítico «gorro de Snoopy» que vestían Neil Armstrong, «Buzz» Aldrin y Michael Collins. Estos auriculares incorporaban dos pequeños audífonos con una diadema para la cabeza conectada a un tubo acústico de transmisión, algo totalmente revolucionario e innovador en aquel entonces.
Esta posibilidad de hablar y ser escuchado desde millones de kilómetros de distancia también pautó un punto de inflexión en el desarrollo progresivo de los auriculares ¿Alguien se ha preguntado cómo eran aquellos dispositivos y qué guardan en común con los que usamos hoy en nuestras vidas?
Claramente, uno de los atributos es la comodidad. Para que el sonido viajase del espacio a la Tierra y viceversa, era necesario que la voz de una persona se convirtiera en ondas de radio. Pero, más allá de la tecnología de audio necesaria, fueron la holgura y la ligereza de los auriculares características determinantes para el éxito de la misión pues, frente a los voluminosos y engorrosos auriculares que existían aquellos días, los Plantronics MS50 permitieron que los científicos pudieran llevar el casco puesto durante tantas horas y estar en permanente conexión.

Ese concepto de comodidad o versatilidad se arrastra a nuestros días. El diseño wearable, que permite llevarlos sin cables y sin molestias para hablar o escuchar música y podcasts desde el móvil o en casa, es sin duda un atributo que marca la diferencia entre unos y otros auriculares.
Anular el ruido externo fue otro imprescindible para el cumplimiento del resto. Aunque muchos tenemos una imagen idílica del silencio lunar, en ese momento era imprescindible utilizar una tecnología que eliminase o amortiguase los ruidos de fondo que rodeaban el conjunto de la misión, como los que generaban los motores o los diferentes instrumentales de la astronave. Este momento puso de relieve la criticidad de poder anular o mitigar el ruido desde los propios cascos para conseguir un buen nivel de entendimiento. Actualmente, esta es otra de las prestaciones altamente demandada tanto para trabajo como ocio, cuya calidad distingue a unos dispositivos de otros.
Por último, el hardware de audio que se utilizó en la misión espacial necesitaba ser duradero y resistente para garantizar un funcionamiento ágil y sin interrupciones durante toda la misión y superar las posibles inclemencias, desconocidas entonces en gran medida. Esto inauguró una nueva manera de entender la tecnología de audio y de voz introduciendo el concepto de durabilidad como premisa para los auriculares.
En definitiva, en 1969 se desarrolló una herramienta puntera para sacar el mejor rendimiento al factor humano en las misiones y trabajos. Las necesidades que entonces marcaron su diseño —comodidad, bloqueo de ruido y resistencia— se mantienen hoy día como premisas a la hora de elegir un auricular. Y esto no es baladí, porque demuestra que hay valores esenciales que no deben perderse de vista en la evolución de los dispositivos, en este caso, de audio-voz.
Fuente: Poly. Imagen principal: De NASA Neil A. Armstrong – Great Images in NASA Description, Dominio público, Wikimedia.
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